Todavía no hemos aprendido
que cuando nos dan carnaza nos la están colando gorda por otro lado. Sólo es
para tenernos entretenidos y que no nos percibamos de lo está pasando, y los
poderes reales bien saben lo que al pueblo le gusta la carnaza, incluso la de
la indignación con cauces de desahogo y con cuanto más voyerismo mejor.
Mientras olisqueamos entre
los apuntes de las tarjetas black a ver qué ropa interior compró un consejero
de CajaMadrid o estamos pendientes de
las décimas de fiebre de la enfermera contagiada, como si de parientes gitanos
a la puerta de urgencias se tratara, nos cuelan verdaderas y auténticas
sangrías como las ayudas fiscales a las empresas del IBEX, el escándalo
financiero de ENDESA, el TTIP, …., sin contar que ya casi hemos olvidado que en
este país hay hambre y en este mundo muchos problemas acuciantes que resolver.
El capitalismo está lanzando
carnaza a la jauría cabreada para abrirse una vía de escape. Y fijaos bien,
porque este escape va arrasar de una manera auténticamente bestial.
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