domingo, 27 de junio de 2010

INTRA-MAIEUTIKÉ.- De cómo “reflexionar” en Sociocrisis es “reflexionar con”.-


Ha llegado el momento de pasar a una etapa más propositiva. ¿Estamos ya remontando? ¿Estamos en condiciones de realizar propuestas positivas y aportaciones que contribuyan, aunque sea un poco, a avanzar en el alumbramiento de una sociedad de nuevas características? Es posible que, en principio, sea únicamente la manifestación de una actitud, pero derivada de una percepción que, al igual que hace tiempo me provocó una tremenda inquietud e incertidumbre, ahora me provoca cierto hastío y la necesidad de no quedarme instalada en el análisis y la queja. También cierta ilusión en que los cambios personales experimentados, si son colectivos y masivos, pueden contribuir a conformar una nueva sociedad. Los que me conocen saben que a veces flaqueo, pero también que nunca tiro la toalla.

Son cuatro los últimos inputs recibidos en la parálisis de la Sociocrisis los que han provocado esta decisión y esta nueva alternativa:

Una.- Cita de Bertolt Brecht, entrada por Álvaro en el Facebook, del 21-6-2010:

"No acepten lo habitual como una cosa natural, pues en tiempos de confusión organizada, de arbitrariedad consciente, de humanidad deshumanizada, nada debe ser natural, nada debe ser imposible de cambiar"

Dos.- Cita de Rodriguez Ibarra en El País del 22-6-1010.-

Los ricos no piden medidas de ajuste estructurales para los ricos; las piden para los que no lo somos. [...] o mandamos a hacer puñetas a los mercados y tomamos el camino de la calle de en medio, o jugamos a su juego y continuamos poniendo nuestra mejor cara y nuestra más amable sonrisa para ver si nos consideran merecedores de su confianza y de su dinero. [...] o nos suicidamos o nos prostituimos. [...] si descartamos la primera, no nos queda más remedio que entrar por la segunda. Y bien, ya hemos decidido ejercer de meretrices. ¿Y ahora qué?”

Tres.- Cita de Juan José Millas en El País, 25-jun-2010.

“Le gustaría a uno pensar que en el patio de algún instituto, en el campus de alguna universidad, o en el sótano de alguna imprenta, se está organizando el modo de poner en su sitio a los mercados. Pero no será fácil porque sus ayatolás han filtrado hasta el tuétano de los más renuentes la vieja idea de que la alternativa a la injusticia es el caos total. Narcosis absoluta, pues. Hasta el anestesista se ha dormido.”

Cuatro.- El juego nocturno de pedir deseos, con Ernesto. Condiciones: el número de deseos es limitado (3), las características de cada uno de ellos no (pueden pedirse cosas que no existan), hay que priorizar (tratar de que un deseo pueda cumplir otros muchos).

Por ahora ganan:

La máquina de tele-transportación. (Este lo tenemos en común. En mi caso producto del desgaste, pero en el suyo… ¿será vago este niño?)

La máquina multiplicadora. (¿Y eso qué es? dije yo, pensando en un ábaco o un cifrador. La que multiplica por el número que le pongas lo que allí pongas).

La máquina de viajar en el tiempo.- (¿También para atrás? ¿No eran muy brutos? Mejor para delante porque si te mueres no te enteras de qué va a pasar.)

La cuarta me enlazó con la primera. Me di cuenta de que efectivamente nada es imposible de cambiar en estas circunstancias. Tengo el deber de decirlo, aun considerando las pocas probabilidades de que mi experiencia vital, que considero afortunada, sirva para gran cosa. Y de ahí la INTRA-MAIEUTIKÉ, como ejercicio práctico de mis derivaciones filosóficas.

A partir de ahora, Sociocrisis tendrá menos noticias y contrastes (paso al Facebook) y será un ejercicio de reflexión. Me gustaría incluso prometer que dejaría de lado la ironía, pero sería una promesa en vano de esas que sabes que no puedes cumplir, tal como la fidelidad eterna.