miércoles, 19 de octubre de 2011

La madre del cordero-dinero fascista.-

Una intención es como una promesa. Y no he encontrado hasta ahora un motivo para escribir en Sociocrisis en plan positivo. He preferido callarme. Hace un tiempo que se me presentan dos, ambos difíciles y complicados de entender desde la práctica cotidiana y la asunción de la realidad, pero no por ello menos inconsistentes racionalmente.

Estamos mejor preparados que cualquier país de nuestro entorno, sobre todo europeo, para soportar la falta de democracia. En realidad, la famosa “transición” nunca fue tal, y pasamos directamente de una dictadura casera a una dictadura global. Sabemos más de dictaduras que casi ningún otro pueblo, al menos del bloque en el que se nos incluye.

Tenemos el mayor número de parados siempre, sobre todo de jóvenes, antes y ahora, y sabemos mucho de eso. Tanto como que somos pioneros en cuestión de “pueblo que no sabe qué hacer pero tiene que vivir”. Y siempre se nos acaba ocurriendo algo.

Tenemos que votar el mes que viene y es un asunto complicado. Sobre todo para los que creímos alguna vez que el problema que teníamos era un enano con bigote que nos chillaba todo el día por la radio, incluso en el nodo antes de las películas. Y que la “iglesia” nos vigilaba siempre, de noche y de día, valorando cada cosa que hacíamos (ahora son las agencias de calificación). Conseguimos muchas cosas, el diálogo institucionalizado, los derechos públicos, leyes supermodernas que harían llorar de emoción a un sueco, …. Nos dimos mucha prisa en todo. Incluso ahora mismo, desde lo interno, se trabaja a destajo por dejar cerradas cosas tan vulnerables como la igualdad de derechos, la no discriminación, la dependencia, …. Pero la realidad es que cada vez más gente se ve desahuciada, sin trabajo, sin recursos y sin saber que hacer para vivir. Nos ganó el tío del bigote, no porque la Duquesa de Alba se haya vuelto a casar, no, sino porque la PAC abonará por superficie y no por tierra trabajada. Esta es la Europa real, la que ni siquiera tiene que ver con el euro, ni con el Euribor, ni con nada. Hay que conocer la historia para saber que Europa no sería nada si no se tiene bien amamantada a su aristocracia. Y lo peor, que la revolución francesa no triunfó porque se escaparon muchos de la guillotina.

Sabido esto, qué más nos da… Vamos de procesión a Sevilla con el manto y la peineta, pero que no nos capen. Votemos al PP, que vuelvan los fascistas y que los ricos saquen su dinero del colchón que se les va a apolillar. Los del mercado, de pura ficción se van a morir si no les alimentamos. Y los gais que ya se han casado … lo que dios ha unido que no lo separe el hombre, ¿no?. Si a eso le llaman “política”, votemos.

En cuanto a la segunda cuestión, mucho más espinosa, nos presenta una oportunidad única de ser de verdad innovadores y con sentido de futuro. La era del trabajo remunerado toca a su fin. Toca a su fin la era del dinero como asunto de cambio. Somos los que más parados tenemos y por ello debemos sacar conclusiones mucho más fundamentadas en algo real, alejadas de la canción del verano, una letra original pero mucho más duradera. Es imprescindible una renta básica, igual al salario esclavo del que tiene trabajo ahora. Debemos ensayar y crear una sociedad en la que trabajemos en lo que nos gusta, disfrutemos, y podamos vivir sin cambiar de coche, cada año. No creo que a nadie le guste trabajar en una cadena de montaje, ni que el planeta pueda asumir tanta mierda como echamos a diario. Tenemos que reestructurar esto y lo conseguiremos, porque todavía somos muchos los que aprendimos a leer a la luz de una vela y nos bañábamos en un barreño. Y eso no era lo peor de nuestras vidas. Ahora no tiene porqué ser así de nuevo, pero la prima de riesgo no debe ser la prima gorda y con bigote que nos habla todo el día desde la radio y que nos amarga el principio de cualquier película.